RESUMEN DEL CONCIERTO DE METALLICA::::Metallica hizo explotar a Lima

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Por Rafael Valdizán

Las caras de al lado tenían un semblante extático. Era el final de una noche de ensueño hecha realidad. Rostros relajados, tras haber saboreado el clímax de un show arrollador, descomunal. Atrás había quedado una sinfonía de guitarras retorcidas, de ráfagas y traqueteos. Atrás había quedado el paso de un monstruo colosal que aun mucho después de terminado el concierto dejó una estela de final feliz consumado. El pulso retomaba su ritmo, todo volvía a la normalidad, y mientras el tropel de fanáticos abandonaba lentamente el estadio de San Marcos, cualquiera de nosotros podía tener el derecho de preguntarse si todo fue un sueño o realidad

Metallica atacó desde el saque. Luego de que las luces se apagaran y empezaran los primeros acordes de “Creeping Death”, el coloso se convirtió en un infierno. “Lima, I see you!” (“Lima, ¡te veo!”), fueron las primeras palabras de James Hetfield, y luego la promesa que todos esperaban: “¡Es nuestra primera vez aquí y juntos vamos a hacer mucho ruido!”. Los cuatro jinetes trajeron el Apocalipsis con un combinado de composiciones de antaño y de su más reciente placa en estudio, aquella que marcó la resurrección de la banda de San Francisco: “Death Magnetic”.

Como Metallica se caracteriza por guardar la lista de canciones bajo siete llaves, cada comienzo de ellas inyectó una savia de sorpresa en los parroquianos. Como era de esperarse, las clásicas de la banda desataron el delirio absoluto entre los de abajo. Euforia máxima cuando los golpes previos de “Master of Puppets” tronaron en el cielo limeño. El tema, uno de los favoritos para la comunidad de acólitos del metal, fue la demostración perfecta de lo que el cuarteto es capaz de hacer: meter en un mismo costal la fiereza extrema y la melodía más sublime. El corazón no miente, y en temas como este pareciera inflamarse y ocupar toda la caja torácica.

Los sonidos de una guerra, combinados con alucinantes explosiones artificiales, precedieron a otra pieza entrañable precedida de llamaradas y fuegos artificiales “One”, aquella que postuló a Metallica a un Grammy en 1988. Una obra maestra que se desliza como una balada y deviene progresivamente en una rampante descarga de ametralladora. Puños arriba, gritos desbocados, la gente se vuelve loca.

Increíble lo de “Fade to Black”, una de las conexiones más fuertes con la nostalgia de los años 80. Un tema capital en la discografía del cuarteto.

Entre los temas del último disco sonaron “That Was Just Your Life” y “The End of The Line”. y no faltaron muestras del “álbum negro”, “Nothing Else Matters”, un lento que emociona incluso a los espíritus más gélidos, y “Enter Sandman”, una suerte de tractor: demoler, demoler, demoler

SOLDADOS DE HIERRO
La banda disparó todas sus municiones. Se entregó por completo. James Hetfield, como un comandante general, condujo la noche con actitud; con una mezcla de sobriedad y euforia. Su voz permanece intacta y su contacto con el público impecable: todos disfrutaron cuando, en castellano, lanzó: “¡La vamos a pasar mostro!”. La guitarra de Kirk Hammett ha incrementado su valor con la experiencia que dan los años. Atrás, Lars Ulrich, un pulpo. Un tipo eléctrico que por momentos parecía querer abandonar el asiento para brincar hacia la parte delantera del escenario. El más nuevo de la banda, Robert Trujillo, empuñó un bajo musculoso: con los movimientos que le conocemos, semeja un simio o un tipo que habita en las cavernas.

Hacia el final, “Seek and Destroy”, del primer álbum, y el broche dorado. El sello de una noche de antología. Irrepetible. Una puesta en escena máxima que quedará impregnada en las retinas y oídos de las casi 50 mil personas que acudimos a San Marcos. Una noche que nos acompañará hasta el final, a nuestra última morada.


una noche de emociones fuertes e imborrables, cargadas de una energía inigualable que solo Metallica sabe dar. “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis’ demolieron el Estadio de San Marcos desde el inicio de su presentación e hicieron sangrar las gargantas de los más de 50 mil fans que corearon sus temas a rabiar.

Iniciaron la noche con el intro The Ecstasy Of Gold (composición de Ennio Morricone) y, luego, siguieron con Creeping Death y For Whom The Bell Tolls (del segundo disco, Ride The Lightning), que causaron una explosión entre el público que abarrotó el recinto. El recorrido por los primeros temas de su discografía siguió con Fuel (del disco Reload). “¡Hola, Perú! ¡¿Cómo estás, Lima?!”, saludó un efusivo Hetfield para continuar con Harvester Of Sorrow.

¡LA PASARON MOSTRO! El set list de la banda se basó en una mezcla de las canciones de su nuevo disco, Death Magnetic, con los temas clásicos y más celebrados como Fade To Black (una de sus primeras baladas). Luego vinieron sus nuevas canciones, That Was Just Your Life y The End Of The Line.

Un viejo zorro como James Hetfield interactuó con el público, metiéndose a los fans al bolsillo con una frase en español con la que hizo un juego de palabras al utilizar el apelativo con el que se conoce a la banda. “¡Vamos a pasarla Mostroooo!”, gritó el vocalista. Inmediatamente empezaron los acordes de Sad But True.

El repertorio intercalado entre temas actuales y clásicos continuó sin parar. “Quiero que me ayuden ustedes con esta canción”, dijo James para tocar Cyamide (de Death Magnetic).

A mitad del concierto, la banda se retiró del escenario para dar paso a un espectáculo de fuegos artificiales estratégicamente ubicados en el frontis del escenario, que contaba con tres pantallas gigantes (una en medio y dos a los costados).

EL METAL RETUMBÓ. Sus casi 30 años de carrera musical quedaron repasados a lo largo de más de dos horas de show. Las hordas de fanáticos respondieron con furia, agitando sus cabezas, bailando “pogo’ y reventando sus pulmones con cada descarga metálica. Sobre todo cuando Metallica tocó su clásico Master Of Puppets, que un poco más y hace que San Marcos se viniera abajo. Las 50 mil almas entraron en éxtasis total y empezaron a “poguear’ viendo su sueño cumplido. “¡Lima, ustedes la rompen!”, señaló Hetfield.

SORPRENDIDOS CON PERUANOS. Horas previas al espectáculo, Metallica dio una conferencia de prensa. Medios peruanos y extranjeros (Chile, Argentina y Ecuador) se reunieron con el famoso grupo, que absolvió cada una de las preguntas con buen ánimo y sorprendido por la respuesta de sus fans peruanos, quienes acamparon desde hace dos días en las puertas del Estadio de San Marcos. “Es increíble y asombroso que eso siga pasando, pese a que Metallica tiene tantos años, y que ocurra en lugares como Lima, donde tocaremos por primera vez. Nos sentimos afortunados por convocar a tanta gente”, manifestó James Hetfield.

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